Tuve la ocasión de conocer a Laia Filella en un webinar organizado por el C.N.Sabadell. Ella hacía de presentadora con mucha profesionalidad y oficio. Y a raíz de ese día me enteré de su maravillosa historia. Historia que merece ser contada, para homenajearla a ella y para poder ayudar a otros deportistas que han estado o estarán en su situación.
Laia empezó en la natación artística muy pequeña, con cuatro añitos, en el Kallipolis, club de referencia en esta disciplina. Su talento, con los años, la llevó a ingresar en el CAR y formar parte de la Selección Española. Y eso es mucho decir, ya que España es potencia mundial. Se retiró con 20 años y tomó la decisión meditadamente, sin dudar. Aunque también nos cuenta que quizá sus padres, que siempre la apoyaron dándole su espacio y respetando su autonomía, en ese momento podrían haberla guiado un poquito más, porque al fin y al cabo con 20 años aún se sentí joven e inexperta.
Y ahí empezó su nueva vida. Nos cuenta que lo que más le costó fue tener que decidir entre una miríada de opciones que se presentaban ahora. Pasó de llevar una vida estructurada y absolutamente planificada, donde había un gran único objetivo, definido claramente -ganar- y con un plan para conseguirlo, a de repente tener frente a sus ojos un entramado de opciones difícil de interpretar.
Nos comenta que la natación artística le proporcionó múltiples competencias, de las que hablaremos a continuación, pero que por otro lado le privó de conocerse a sí misma, de cuales eran sus gustos e inquietudes, de lo que quería y lo que no. Porque cuando estás en el alto rendimiento aprendes a conocer esa parte de ti que te permite rendir al máximo nivel. Pero esa exigencia no te da para mucho más, sobretodo en deportes como la natación artística, con jornadas maratonianas de entrenamiento.
Del deporte ha aprendido sobretodo a trabajar en equipo, cualidad muy valorada y que a ella le salía de forma natural. Lo mismo que la creatividad, entrenada excelentemente esos años dada la naturaleza de su deporte. También aprendió a relacionar esfuerzo y constancia con consecución de resultados, herramienta que viene muy bien a día de hoy. Y por último y no menos importante, a confiar en que si se hacen las cosas como se deben, siempre se sale.
Y con esa caja de herramientas se lanzó al mundo. Y la utilizó muy bien porque estuvo colaborando en espectáculos como bailarina: del Musical “A” de Nacho Cano, pasando por espectáculos con delfines al Aquamagics en el Grec de Barcelona. Ese vínculo con la natación sincronizada siempre ha estado presente, ya que unos años también entrenó a jóvenes nadadoras. A día de hoy es profesional de la comunicación y de la producción cinematográfica. Y su recorrido profesional bien indica ese camino lleno de posibilidades al que se refería al inicio.
Es por eso que comenta que vendría muy bien un apoyo para las fases finales de la carrera deportiva y un seguimiento posterior, para ayudar a transicionar a la nueva vida de la mejor manera posible, porque no siempre se sale bien de esto. En su caso, ha sabido gestionar su mente, sus finanzas y su carrera profesional, no sin dar vueltas y llevarse alguna pequeña cicatriz. Cuenta su historia para que otros puedan estar más preparados.
Gracias, Laia
Mar Rovira – themoove