Descubrir a Joan Creus, actual base del Club Bàsquet L´Hospitalet es un soplo de aire fresco. Sorprende por su pragmatismo, por lo firmemente que ancla los pies a la tierra mientras que no deja de mirar al cielo, por su capacidad de trabajo dentro y fuera de la cancha… Y por esa reflexión profunda y bien argumentada acerca del momento de la retirada que nos comparte con una cercanía de esas que todo lo facilitan. Todo eso a sus 28 años.

Joan es observador. Y de ese mirar a su alrededor nace esa inquietud por crecer a todos los niveles. Como jugador, profesional del futuro y persona. Por eso no dudó en cruzar medio mundo un verano y aterrizar en Australia. “Era consciente de que había muchas competencias que me faltaban y decidí empezar por el inglés”. Además de asistir a la academia decidió ponerse a trabajar para poder financiarse la estancia allí. Repartir comida a domicilio apareció como opción compatible con los estudios, y con esa decisión barrió de un golpe cualquier problema de “pérdida de identidad” de su futuro.

“Esas experiencias son toda una cura de humildad. Te muestran el mundo real. Son necesarias”.

El verano se convirtió en un año jugando e integrando todo lo que el baloncesto australiano tenía que ofrecerle antes de regresar. Las oportunidades no se le escapan.

Joan afirma que “una vez que empiezas a mirar más allá del basket, aunque siga siendo lo que más me apasiona, te das cuenta de tienes mucha competencia ahí fuera. Miras alrededor y ves que estás a años luz de gente más joven que tú.” Esa inquietud podría haberse transformado en preocupación, pero su talante no es ese. Elige seguir desarrollándose, y a pesar de esa leyenda urbana que afirma que el deportista profesional no tiene tiempo para estudiar, se calzó un máster en Dirección y Gestión Deportiva en el plazo normal. Poder, ha podido.

“Es todo cuestión de ponerse horarios. Organizarse. Y tener constancia y ganas. A los deportistas nos inculcan desde muy jóvenes la disciplina de entrenar, descansar y distraer la mente. Y esto último lo asociamos con salir, divertirnos… se puede hacer mucho más. Se debería hacer mucho más.”

Le pregunto acerca de la retirada de su padre, Joan “Chichi” Creus. ¿Le ha servido como referente para plantearse la suya? Refiere que sin duda ha influenciado sus decisiones.  Su entorno familiar cercano siempre le animó a elegir estudios superiores y no conformarse con ese grado que él contemplaba. “No me exigían notas, pero sí que estudiase. Nunca les he preguntado directamente como se vivió esa transición en casa, pero si he percibido siempre esa preocupación por el “día después” en mi padre. Y me lo he tomado muy en serio”.

Los perfiles como el suyo abundan poco. Y él cree que eso se debe a que, aunque la mayoría de los deportistas son conscientes de que tienen que hacer algo para preparar el futuro, no se siente el “peligro” como algo inmediato. También considera que hay falta de información y formación, y cree que preparar al deportista para su retirada y su futuro debería ser el resultado de un esfuerzo conjunto entre Clubes, Asociaciones y los propios jugadores.

“El peor enemigo del deportista es confundir la inversión en sí mismo con un gasto”. La realidad, según su experiencia, es que prepararse y formarse no es ni dinero ni tiempo perdido. “Es importante pararse a identificar lo que a cada uno le mueve, lo que te gusta de verdad para darte la oportunidad de lograrlo. Yo estoy en ese punto. Mientras disfruto de mi basket, voy probando otras cosas. Soy pasional y quiero encontrar algo que verdaderamente me apasione. Mi futuro está en juego. Y para eso hay que conocerse bien”.

Es sólo cuestión de tiempo que encuentre aquello que le acelere el pulso en el futuro. Y cuando lo encuentre, poco habrá que le impida conseguirlo.

Beatriz Roca – themoove