Doctor Celada… ya le llamábamos así como compañero de vestuario y ahora, pues eso, el Doctor Celada, doctor de la Federación Española de fútbol, doctor de la primera plantilla del Atlético de Madrid. Sin duda, una carrera académica y profesional teñida de esa condición de futbolista que tanto ayuda a comprender mejor la psicología del deportista profesional.
Óscar conserva intacta esa adrenalina competitiva que le lleva a recordar con añoranza aquella conquista como jugador de la Recopa de Europa del 95 con el Real Zaragoza o, ya como doctor, de aquel Mundial de Sudáfrica del 2010 con nuestra Selección española y que ahora sueña con celebrar una Champions con el Atlético de Madrid.
Su trayectoria deportiva le llevó a jugar en equipos de la Liga española como el Sporting de Gijón, Real Zaragoza o Universidad de las Palmas. Podríamos decir que su caso sería un paradigma de lo que ahora llaman “Doble carrera”, es decir, aquel deportista que combina su desempeño profesional con la carrera académica.
Sin embargo, él no nos habla de la Medicina como una vocación sobrevenida o un artefacto que llegó después. Óscar quería ser médico antes siquiera de saber que podía dedicarse al fútbol. Es interesante descubrir qué fue lo que propició que esa vocación cristalizara a pesar de que el fútbol se cruzara en su camino.
Seguro que tener un padre médico contó para la vocación, ¿pero después?… Nos habla de un entorno próximo muy de academia, de universidad, que le ayudó a que no desatendiera su dinámica estudiantil mientras se ocupaba de cumplir con su profesión de futbolista. Nos recuerda precisamente la dureza que suponía mantener esas rutinas de estudiante cuando la dinámica del futbolista profesional te empujaba al despiste. Es en este apartado donde Óscar invoca el esfuerzo como gran aliado para conseguir cosas en la vida. Ese esfuerzo, sin el cual no hubiera podido llegar a ser médico u optar por soluciones que le resultaban más cómodas en su desempeño académico.
A Óscar le gusta distinguir entre el estudiante que juega al fútbol y el futbolista que estudia. Por eso quizás encuentre razonable que el mundo del profesionalismo haga que los clubes se organicen en torno al rendimiento deportivo y dejen la preocupación de otros aspectos a la iniciativa individual del deportista, como mucho de su entorno familiar o de amistades.
Óscar no tiene demasiado claro quién deja a quién en el momento del abandono de la práctica profesional del deporte. Habla de la retirada como algo esperable que se vive de manera demasiado inesperada. De hecho, cree que uno de los mejores consejos que puede recibir un futbolista es que se vaya preparando para ese momento que, sin duda, llegará; y habla de esa preparación como un ganar tiempo que necesitarás en el proceso de transición posterior. Fijar objetivos previamente para poder retomarlos en el momento de la retirada es un aspecto clave para lograr una transición exitosa hacia un proyecto vital más allá del deporte.
Y hablando de consejos, no me quiero dejar el de la prevención o precaución sobre los que denomina “profesionales del despiste”, que tanto abundan alrededor de la burbuja del deportista y especialmente del futbolista.
Del momento de la retirada resulta muy ilustrativa su metáfora donde compara el fútbol de alto nivel con un lugar idílico en el que te han invitado a vivir y que, de repente, has de abandonar porque llega un nuevo inquilino y dejan que te lleves tus cosas. Son precisamente esas cosas los recursos con los que cuentas y que normalmente condicionan la manera de continuar en la vida.
En general, Óscar se siente afortunado por haber podido llegar al momento de la retirada con un futuro ya preparado, con objetivos claros y en disposición de abordar su original gran pasión que era la medicina.
Habla de que sus comienzos en el mundo de la medicina le obligaron a una cierta movilidad que, de alguna forma, mantenía dinámicas de funcionamiento similares a las de su época deportiva. Esos paralelismos en las dinámicas de vida le ayudaron a minimizar el impacto que hubiera supuesto pasar de los viajes, del hacer y deshacer maletas, de la vorágine del fútbol al supuesto freno que supone el momento de la retirada.
Como médico, Óscar ha vivido de cerca situaciones de lesiones que han provocado o precipitado retiradas por cuestiones físicas. Sin embargo, no duda de que el impacto del momento de la retirada a nivel emocional pueda requerir también ayuda profesional, ya que no todos los deportistas tienen los recursos para controlar los estados de ánimo que se generan.
A día de hoy, Óscar se siente afortunado y también en deuda con el fútbol. Como él dice, no se considera ex-futbolista sino, como mucho, futbolista retirado; igual que no se es ex-médico o ex-maestro. Cuando tu profesión implica tus emociones más primarias, ésta te acompaña más allá de haber dejado de ejercerla.
¡¡¡Gracias Óscar!!!
Jose Cela – themoove
#Photo credits: Jose Antonio García Sirvent @jasirvent para El Mundo Deportivo